2019-05-162019-11-7T2005https://repositorio.una.ac.cr/handle/11056/7313?show=full1659-0007http://repositorio.iis.ucr.ac.cr/handle/123456789/353http://hdl.handle.net/11056/7313Difícilmente podríamos encontrar una sociedad en la cual los procesos de movilidad espacial de la población no hayan constituido un elemento importante a la hora de explicar los orígenes y conformación de los Estados-Nación tal y como los conocemos actualmente. Aunque este fenómeno siempre nos ha acompañado, ha tendido a variar en cuanto a su magnitud, intensidad y composición a lo largo de su historia. Históricamente, el proceso migratorio en Costa Rica se remonta a la época precolombina, con las migraciones de ciertas tribus indígenas y posteriormente con el arribo de Cristóbal Colón y otros inmigrantes europeos. El auge económico del período comprendido entre 1870 y 1930, atrajo algunos jamaiquinos, italianos y chinos, entre otros, terminando muchos de ellos residiendo aquí. De hecho, Collver (1965, citado por Brenes, 19991) calcula que más de un veinte por ciento del crecimiento poblacional de nuestro país entre 1895 y 1914 se debió a la inmigración de extranjeros. A partir de esta fecha, las inmigraciones de nicaragüenses, panameños y estadounidenses se llegaron a convertir en las más constantes, por lo menos hasta los años 70. Posteriormente, desde principios de la década de los 80, los flujos migratorios hacia Costa Rica se han intensificado, con personas provenientes en su mayoría de países centroamericanos y, en menor proporción –aunque en una suma relativamente importante– suramericanos, caribeños y de otras nacionalidades.esAttribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)InmigraciónDesigualdadesDesempleoConflicto socialPercepciones de la población costarricense sobre la inmigración de nicaragüensesinforme científico