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¿Para qué me sirve la teoría de la comunicación?

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1994

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La pregunta, que sirve de título a este texto, fue formulada por una estudiante en una evaluación oral y colectiva del curso de Teoría de la comunicación en 1987. Ella, futura publicista, se preguntaba qué sentido tenía interrogarse por la comunicación, si lo que deseaba era realizar comerciales y otras tareas relativas a la publicidad. Ante una pregunta tan contundente, la respuesta fue más o menos la siguiente: La teoría no interesa porque vivimos en una sociedad que privilegia el tener para ser. La teoría cuestiona lo que se da por "cierto","lógico" o "natural"; incluido el tener para ser, de ahí que resulte "chocante". Sumado a eso, los estudiantes resisten aquellos cursos en que la principal actividad es pensar porque exige un esfuerzo de abstracción, al que no están habituados. El primer argumento remite a las condiciones sociales en que se elabora y discute la teoría y el segundo da cuenta de las características de los estudiantes. Si seis años después alguna o alguno formulara una pregunta semejante, convendría agregar un tercer punto y es que aquella crítica exige una autocrítica: en general, no hemos sido capaces de relacionar la teoría con la vida ni la vida con la teoría y por ello resulta aburrida y a veces sin sentido. Dicho con un "metalenguaje", el discurso académico pierde legitimidad. ¿Qué implica relacionar la teoría con la vida y viceversa? Una analiza puede ayudar en la respuesta. Con la teoría ocurre lo que pasa a veces con los juguetes de los niños o niñas de sectores medios y superiores Algunos padres o madres compran juguetes delicados, pero ellas y ellos no los disfrutan, pues se rompen, ensucian o dañan. Los adultos no entienden por qué prefieren juguetes que se puedan bañar, cargar de tierra o desarmar. Con la teoría pasa algo semejante. En ocasiones los temas son muy interesantes, complejos o actuales,pero las y los estudiantes se sienten lejanos de lejanos; no pueden discutir y hurgar las proposiciones de los textos. A fin de cuentas la teoría resulta como el castigo que se requiere para obtener un título universitario, de alguna manera guarda relación con la "fobia" que se tiene a las matemáticas en la secundaria. En otros casos se le llama y mira como la cultura generales, aquello que es útil en un café o fiesta entre intelectuales, pero nada más. Frente a este panorama, conviene discutir el "para qué" de, la teoría y apuntar algunos tópicos de la teoría. No resulta trivial recordar que para miles ya los juguetes son un lujo inalcanzable. comunicación que puedan ser discutidos, desmontados, rearmados, modificados o criticados. Una manera de sintetizar la analogía con los juguetes es desplazarse de la teoría al teorizar. Repetir teorías es resumir, copiar, imitar lo que la o el profesor dice para "quedar bien' o "aprobar el curso". Teorizar es pensar, crear, relacionar, contrastar, imaginar. Lo uno es conformismo, lo otro es riesgo. Como aquel niño o niña que puede reconstruir su juguete sin temor, que lo siente y asume como suyo. La analogía con los niños y las niñas no debe interpretarse en el sentido de convertir el teorizar en una "regresión infantil"; por el contrario, es recuperar esa cualidad de los niños y las niñas por asombrarse y preguntar y preguntar y no darse nunca por satisfechos. Brecht (Heller, 1991:15) lo propone así: "Han asistido a lo cotidiano, a lo que sucede cada día Pero les declaramos: Aquello que no es raro, encuéntrenlo extraño Lo que es habitual, hállenlo inexplicable. Que lo común los asombre. Que la regla les parezca un abuso. Y allí donde den con el abuso póngale remedio."

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Keywords

Condiciones Sociales, Teoria de la información, Comunicación

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https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/reflexiones/article/view/10725