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Ítem Cambios y continuidades en la política social en Centroamérica. Inclusión limitada en una región de exclusión histórica(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 2018) Martínez Franzoni, Juliana; Voorend, KoenEn materia de política social, en Centroamérica coexisten dos escenarios marcadamente distintos. Por un lado, está Costa Rica, que logró una importante inclusión a partir de una expansión de su régimen de política social durante la segunda mitad del siglo XX, y que ha experimentado transformaciones graduales en su institucionalidad en los últimos veinticinco años (Martínez Franzoni, 2008; Martínez Fran-oni y Sánchez-Ancochea, 2016). .Por otro lado, y en gran contraste, la política social en el resto de la región, es decir Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, se destaca por su carácter excluyente(Filgueira, 1995). Este capítulo se enfoca en este último escenario por dos razones. Primero, estos cuatro países han experimentado “dobles transiciones” económicas y políticas, de ampliación del pa-pel del mercado y de la democracia electoral y tienen necesidades sociales mucho más imperiosas que Costa Rica (Centeno, 1994).Segundo, los estudios sobre estos países centroamericanos son es-casos. Tiene, por eso, sentido concentrarnos de forma exclusiva en estos cuatro paísesÍtem El “otro” nicaragüense en el imaginario colectivo costarricense. Algunos retos analíticos y políticos.(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 2019-12) Sandoval García, CarlosEs cerca del mediodía y la temperatura alcanza unos 35 grados en la comunidad de Guasáule, en la región fronteriza entre Nicaragua y Honduras. De pronto, los vehículos que transitan por la carretera Interamericana, la cual enlaza a los países centroamericanos, se detienen. La disminución de velocidad causa extrañeza, pero pronto las dudas se despejan. Grupos de niños y niñas detienen el tráfico, pues han llenado con tierra algunos huecos de la carretera y a cambio cobran una especie de “peaje”. Con bolsas plásticas que han recogido forman una especie de cuerda, y colocados a ambos lados de la carretera, la alzan al aproximarse un vehículo. Ellos y ellas están en edad de cursar estudios en la escuela primaria, pero es más urgente reunir unas monedas para llevar algún ingreso a sus hogares. Más adelante, no solo niños y niñas llenan huecos, también señores de unos 50 o 60 años cargan un poco de tierra en un balde. Con la esperanza de recibir algún dinero, les señalan a los conductores la labor realizada. Mientras tanto, el gobierno del Presidente Arnoldo Alemán (1996-2002) colocó cientos de vallas publicitarias con la consigna, “Hechos, no palabras”, a lo largo de la carretera Interamericana. Este contraste entre el “peaje” informal y la publicidad de Alemán deja ver un cinismo gubernamental que no puede ocultar la pobreza en Nicaragua, solo superada por la de Haití en América Latina. Ya en la frontera entre Nicaragua y Honduras, niños y niñas corren a lustrar el calzado o a ofrecer agua a los turistas. Una de las niñas, Olga, se acerca y pide una moneda. Con un cajón de lustrar zapatos en la espalda y con unas sandalias ya gastadas por el tiempo y la pobreza insiste en que le regalen una moneda. Su cuerpecito parece de unos 8 años, pero ella manifiesta que tiene 12. La desnutrición se ha institucionalizado, entonces no es “noticia”. Quizá lo más impresionante de Olga sea su rostro. Su mirada en particular parece increparlo a uno, preguntándole: “y qué hacen Ustedes para mejorar esta situación? Acá no vivimos, acá intentamos sobrevivir”. Esta descripción corre el riesgo de reproducir lo que David Spurr (1993: 25-45) ha notado en narrativas periodísticas: el efecto que produce la descripción de la pobreza que se vive en otras tierras es conmovedor, pero no deja de ser externo a la vida de quien lee o presencia los acontecimientos por televisión. “El poder de percibir la pobreza como un valor estético —dice Spurr (1993: 47)— es un privilegio no garantizado al pobre”. Conmueve, pero no afecta. “Nosotros podemos imaginar y juzgar que otros sufren, pero esto es el experimentar su sufrimiento precisamente como de ellos y no como nuestro” (1993: 52). Pese a dicho riesgo, la descripción anterior procura ilustrar algo de lo que ocurre en Centroamérica y que por lo general no ocupa o preocupa. El dolor y el sufrimiento no solo ocurre cuando hay huracanes, terremotos o sequías. Hay un dolor cotidiano que parece trivializarse e invisibilizarse. Lo que cuenta como “noticia” es la espectacularidad del dolor humano, no el dolor humano en sí.Ítem Estudios críticos sobre discapacidad. Hacia un diálogo multidisciplinar(Primera edición. | México : Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Trabajo Social, 2021, 2021-12) Pérez Ramírez, Berenice; Cruz Maldonado, Norma; Lázaro Jiménez, EliaEn América Latina, al salir de casa la mayoría de las personas se preocupan por el tráfico, por cuánto tiempo tardarán en llegar a su lugar de destino, si encontrarán espacio en el autobús o el Metro o qué clima hará durante el día. Sin embargo, para una parte importante de la población, por su condición de discapacidad o movilidad reducida, la salida de su casa se convierte en un momento de tensiones y retos: el desencuentro con aceras en mal estado, un transporte público que a veces funciona y en otras ocasiones no, la ausencia de iluminación o señalización (de texturas, auditivas, táctiles, etcétera). En resumen, es enfrentarse a una sociedad que, a veces, les ve con lástima y, en otras ocasiones, con molestia. Se entiende como movilidad cotidiana “la experiencia de moverse por la ciudad cotidianamente” (Jirón, 2007, p.178); se relaciona con los viajes realizados pero, especialmente, “las experiencias que estas movilidades generan, más que sólo en los tipos y formas de transporte, ya que la movilidad es más que nada un medio para lograr actividades basadas socialmente y no el objetivo de tales actividades” (Jirón, 2007, p.179).Ítem Las tramas de poder en América latina. Élites y priveligios(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales; Universidad de Costa Rica. Instituto de Investigaciones Sociales, 2023) Robles Rivera, Francisco; Nercesian, Inés; Serna, MiguelAmérica Latina ha mostrado niveles extremadamente al tos de desigualdad socioeconómica como resultado de procesos históricos de largo aliento. El renovado interés en el estudio de las élites relacionadas con las desigualdades se ha producido tanto en países que históricamente han estado marcados por desigualdades extremas y privilegios en la cúspide, como Brasil, la región Andina, México, países de Centroamérica y el Caribe; como en aquellos con un legado de desarrollo humano alto y relativa igualdad y que en las últimas décadas han tenido procesos regresivos de incremento de las desigualdades, como los casos de Chile y Costa Rica y en países que presentan recorridos pendulares con diversas situaciones de disputa, como Argentina. Además, en años recientes se ha profundizado la llegada de Gobiernos conservadores que continuaron o profundizaron la con centración de la riqueza, o bien en los casos donde los Gobiernos intentaron impugnar las instituciones de privilegio, las contradic ciones con las clases medias y altas profundizaron los conflictos. Este libro es resultado de los intercambios realizados en el marco del Grupo de Trabajo de CLACSO “Élites empresariales, Estado y dominación”. Desde distintos enfoques y perspectivas, el grupo se propuso estudiar las élites económicas, sus interacciones con las diferentes esferas estatales y las formas de reproducción del poder en América Latina.Ítem Políticas Sociales en América Latina en los inicios del Siglo XXI innovaciones, inercias y retrocesos(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 2018) Midaglia, Carmen; Ordóñez, Gerardo; Valencia, EnriqueAmérica Latina Históricamente ha sido espacio de heterogeneidad socioeconómica, no obstante compartió paradigmas comunes de desarrollo y bienestar. Entre 2003-2013 la región logró combinar crecimiento con ciertas dosis de distribución económica, a través de la puesta en práctica de un conjunto de intervenciones públicas, que supusieron la promoción de nuevas medidas de protección, ajustes o reformulaciones de los clásicos servicios sociales (educación y salud) y re-regulaciones del mercado de empleo, entre las más destacadas. Mirado el continente en su diversidad, algunas naciones, especialmente las de América del Sur, se convirtieron en casos exitosos en el mejoramiento de las condiciones de vida de amplios grupos poblacionales. Sin embargo, otros países como México y un amplio conjunto de los centroamericanos, mantuvieron con escasas modificaciones,sus históricos déficits sociales. Es preciso ubicar esta última etapa de desarrollo económico latinoamericano. Un conjunto de analistas considera que el dinamismo económico regional ha sido relativo en la medida que fue menor que el alcanzado en las décadas de 1960 y 1970 (Puyana, 2016). Además, con excepciones, el crecimiento se basó en el auge de las materias primas (reprimarización, por el factor China), y en ciertos casos se verificaron procesos de desindustrialización. A este panorama se agrega la evidencia generalizada de un escaso nivel de inversiones tecnológicas para el continente en su conjunto (Salama, 2012). Con datos del Banco Mundial (2017), la inversión en ciencia y tecnología de la región apenas pasó de 0.3 a 0.44 % del pib entre 2003 y 2013,mientras la región Este de Asia y Pacífico se mantuvo en 2.4 % del pib en ese período.Ítem Transición democrática en América Latina : Reflexiones sobre el debate actual(Instituto Interamericano de Derechos Humanos, IIDH; Centro de Asesoría y Promoción Electoral, CAPEL, 1990) Curso Anual Interamericano de Elecciones; Brewer, AllanColección Alforja. La realización del III Curso Anual Interamericano de Elecciones coincide con la fase final del período de transición democrática que experimentó América Latina en la década de los años ochenta. En el campo electoral ese proceso se materializó en un aumento significativo de la participación ciudadana en el proceso político a través del ejercicio del derecho de sufragio activo y pasivo y de la formación de asociaciones y partidos políticos, así como en el fortalecimiento de los organismos superiores electorales que adquieren una mayor capacidad e independencia funcional y administrativa. Con todo, los retos a los que se ven enfrentados nuestros pueblos no son menos importantes. La profunda crisis económica que aqueja al continente amenaza las nacientes democracias. La etapa de consolidación, por otra parte, se inicia en medio de ingentes esfuerzos por lograr la recomposición de la sociedad civil, sin detrimento de las delicadas relaciones políticas que subsisten en el ámbito nacional. Pero son los mismos desafíos los que nos mueven a reconocer en nuestra ansiada democracia un sistema perfectible, en favor de cuya consolidación deben aunar esfuerzos todos los actores en el proceso político.